Hoy os presentamos a unos de nuestros personajes favoritos de la historia de los cómics, la animación y del mundo mundial. Dos galos, que hasta la fecha, siguen resistiendo al invasor romano, con inteligencia, gracia y maestría, ante todo.
Y es que las historietas de Astérix y Obélix, han estado en nuestras vidas desde siempre. Hemos crecido con ellos y nos han marcado también, parte de nuestro carácter. Nos han hecho viajar por todo el mundo, conocer culturas que desconocíamos, aprender historia y sobre todo, reirnos y hacernos pasar un buen rato, siempre.
Seguramente cualquiera de sus historias nos daría para un artículo largo y detallado. Y cualquiera de sus personajes secundarios, podría dar para un spin off de mucha categoría, sin duda. Y si hablamos de todo el material artístico y audiovisual que ha salido de sus cómics, no tendríamos tiempo de enumerarlo, o nos dejaríamos algo, seguro.
Por eso, simplemente os dejamos a modo de ejemplo, una pizquita de sus obras de arte. En concreto, una que pasaba en nuestra tierra, Hispania. Uno de esas historietas que te enganchan de principio a fin, con la que disfrutas y no paras de reir con cada expresión, personaje o situación de la misma.
Seguramente no seríamos las mismas personas sin Astérix y Obélix, por eso y por mucho más, solo podemos darle las gracias a Albert Uderzo y René Goscinny, los autores y padres de estos míticos personajes y todas sus aventuras. Porque lo especial y original, siempre queda de alguna forma en algún rinconcito de nuestra mente.
Así que, ya sin más dilación, con todos ustedes: Astérix y Obélix. ¡Por Tutatis!