De pronto, aquel extraño chico de pelo alborotado y cola de mono, hizo algo extraordinario. Unió las muñecas de sus manos, abriendo las palmas hacia afuera y encogió sus dedos mientras desplazaba sus brazos hacia atrás. Se concentró muy serio y, de repente, un gran halo de energía envolvió todo su cuerpo. Acumuló toda esa energía en sus manos y proyectándola hacia nuestro pequeño automóvil gritó: “¡¡Ka-me-ha-me-haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!”. Son Goku – (Dragon Ball).